Ni las sagradas iglesias se le salvan a este partorcito Diablo Dio Astacio.
Santo Domingo Este, un municipio que debería ser un ejemplo de organización y limpieza, se encuentra sumido en un grave problema de acumulación de basura. Esta situación es especialmente alarmante en áreas cercanas a instituciones que representan valores de comunidad y fe, como es el caso de una iglesia evangélica ubicada junto a la bomba de Los Mina, en la Avenida San Vicente de Paúl. Aquí, los desechos se apilan desmesuradamente, un reflejo de la falta de atención y compromiso del alcalde Dio Astacio.
La imagen de basura acumulada a pocos metros de un lugar de culto es un símbolo palpable de la descomposición que enfrenta la administración municipal. Los moradores de la zona, así como los feligreses que asisten a la iglesia, se ven obligados a lidiar con un entorno insalubre que no solo afecta su calidad de vida, sino que también va en contra de los principios de respeto y dignidad que promueven las instituciones religiosas.
El alcalde Astacio, quien llegó al cargo con promesas de cambio y mejora, parece haber olvidado el amor al prójimo que se predica en las iglesias. Su gestión se ha caracterizado por la falta de acciones concretas que combatan el problema de la basura y otros desafíos que enfrenta Santo Domingo Este. La inacción de su administración deja claro que las promesas se desvanecen en el aire, mientras los problemas persisten y se agravan.
La comunidad se siente frustrada y abandonada. La acumulación de basura no solo representa un problema estético, sino que también pone en riesgo la salud pública. La falta de recolección de desechos y el descuido en la limpieza de espacios públicos han creado un ambiente propicio para la proliferación de enfermedades y plagas.
Es preocupante que un alcalde, que debería ser un ejemplo de liderazgo y responsabilidad, no se sienta compelido a actuar incluso en áreas adyacentes a un lugar de culto. La falta de respeto por el entorno y por los ciudadanos que claman por un cambio es una señal clara de desconexión entre la administración municipal y la realidad que enfrenta la comunidad.
La situación demanda una respuesta inmediata. Los moradores de Santo Domingo Este, así como los líderes comunitarios y religiosos, deben alzar la voz y exigir un plan de acción efectivo que aborde la crisis de la basura y otras problemáticas que afectan su calidad de vida. Es hora de que Dio Astacio dé un giro en su gestión y demuestre que está dispuesto a trabajar por el bienestar de todos, comenzando por restaurar la dignidad de los espacios públicos y el respeto hacia las instituciones que representan la fe y la comunidad.
Santo Domingo Este merece un liderazgo que actúe con responsabilidad y amor hacia los ciudadanos. La población no solo espera palabras vacías, sino acciones concretas que transformen su entorno y devuelvan la esperanza a un municipio que, por su situación actual, parece haber sido olvidado. La hora de actuar es ahora, y el tiempo corre. Por : Alexander olivence